Sólo un gran experto podría hacer un análisis medianamente aceptable sobre el cine de Ingmar Bergman, quien al morir recién se había jubilado, después de haber trabajado de manera ininterrumpida por casi 60 años. Nacido en Suecia en 1918, filmó su primera película en 1945, y la última en el 2003. En esos 58 años dirigió 62* filmes, logrando una de las filmografías más abundantes en la historia (A razón en ocasiones de más de una película por año). Yo aquí me limitaré a analizar las 5 películas de Bergman que he tenido la oportunidad de ver
1) El Séptimo Sello: De acuerdo a quienes saben sobre el tema, el periodo de "obras maestras" de este genio habria iniciado apenas 6 años después de que Bergman comenzó su carrera, es decir, en 1951. El Séptimo Sello data entonces de esa época, pues se estrenó en 1956. Esta película es impresionante: habiendo naufragado un caballero cruzado, se encuentra en la playa con un hombre vestido de negro que le interpela al informarle que es la muerte. El cruzado le invita a hacer un trato: jugarán ajedrez. Si pierde la muerte se lo lleva de inmediato, pero si gana, podrá permanecer en el mundo hasta encontrar el sentido de la existencia.
La muerte le juega una cierta broma al hacerse pasar por sacerdote cuando él cree estar confesándose. Así puede escuchar del propio caballero la jugada que éste le tenía preparada en el tablero. La muerte gana de forma irremediable. Se trata de una película dura que nos enfrenta una y otra vez al sinsentido de la existencia y a la eterna demanda por razones a un Dios que no responde. Ambientada durante la Europa de la peste negra y de la inquisición, no puede uno sentir sino que la vida es una muerte lenta.
2) Fresas Salvajes se estrenó en 1957. Se trata de otra de las llamadas obras maestras de Bergman, esta vez de signo surrealista. Las secuencias recuerdan mucho al cine de Luis Buñuel: escenas en que los personajes hacen una aparición inexplicable para después desaparecer del mismo modo: así el viaje en carretera, cuando en el auto del protagonista un matrimonio mantiene inesperadamente una acalorada discusión. Curiosamente, tanto en el Séptimo Sello como en Fanny y Alexander las fresas silvestres están presentes en la historia, si bien en esta ocasión dan su nombre al filme. Las reflexiones de un hombre de edad avanzada respecto a su infancia y su vida que declina es el tema principal. En Fanny y Alexander también tiene un lugar importante la reflexión en la vejez: "siendo viejos seguimos siendo los mismos niños".
3) El Rostro es sin duda una película difícil -si bien recurdo que el Dr. Pablo España, fundador del Círculo Psicoanalítico Méxicano, la recomienda siempre de forma encarecida. No puedo decirles sobre la misma sino que Ingmar Bergman mantiene en sus relatos la participación de juglares, artistas de teatro, y magos. En esta ocasión se trata de un hipnotizador incomprendido.
4) En 1961 se estrenó Detrás de un Vidrio Obscuro. Es una película obligada en los ciclos de psicoanálisis, sobre todo cuando el tema a analizar es el incesto y la locura consecuente. Sin decirlo, se comprende que el artista está inmerso en las teorías psicoanalíticas que hacen de la prohibición del incesto la ley de leyes, la norma que garantiza que cada quien pueda disfrutar de un lugar distinto al de sus predecesores. Con la posibilidad de la diferencia, las cosas adquieren sentido a partir del contexto en que se encuentran. Sin embargo, si el incesto se realiza aún de forma imaginaria, el sujeto encuentra que la realidad no es sino una construcción fragil que se desmorona delante de sus ojos. La protagonista trata entonces de salvarse a partir de su diálogo con Dios, al que pronto ve convertirse en una araña gigantesca. Es una película fuerte y estupenda que nos permite intuir los límites huidizos de la razón.
5) Fanny y Alexander es una película larga y pausada, estrenada en 1982. Se ha dicho que es el mejor filme de Bergman. De más de tres horas de duración, su director se toma el tiempo necesario para que cada idea germine en el espectador en el momento indicado: Alexander juega en la casa de la abuela, esa matriarca que aún dirige a la familia tras la muerte de su marido y el matrimonio de todos sus hijos. Al frente de la familia Ekdahl, ella administra de un modo u otro los problemas que se le van poniendo enfrente. Uno de sus hijos es director y artista de la empresa familiar de teatro, padre de Fanny y Alexander. Estos dos asisten a su muerte poco después de que lo vieran desfallecer cuando ensayaba el papel del fantasma del Rey Hamlet.
Poco después de esta muerte, la madre de Fanny y de Alexander se casa con el Obispo que ofició la misa a su difunto esposo. En uno de los grandes momentos del filme, la madre pide a Alexander que deje de representar el papel del joven Hamlet, pues ni ella es Gertrudis, ni la casa del Obispo es Elsinore, ni él, en una palabra, Hamlet. Para Alexander la afirmación de la madre debe ser un error, al menos por el detalle de que a él, efectivamente, se le ha estado apareciendo el fantasma de su padre. Las cosas marchan mal. Fanny y Alexander odian su nueva casa y añoran su vida pasada. Experto en contar historias, Alexander relata a una sirviente del Obispo que se le ha aparecido el fantasma de la primera mujer de éste -la que efectivamente había muerto ahogada en el rio al intentar salvar a sus dos hijas. Alexander afirma que sus almas se quejan de que murieron al intentar escapar del encierro en el que el padre las mantenía. El Obispo resulta ser un hombre desequilibrado que se identifica con el papel de la ley moral, y castiga con una severidad desquiciada a Alexander debido a este incidente.
En un pasaje surrealista que recuerda a las primeras películas del autor, Fanny y Alexander logran escapar en el interior de un baúl gracias a Isac, un banquero judío amigo de su abuela. Escondidos pasan esa noche en la casa de éste, en la que también se encuentran Aron e Ismael, éste último bajo llave debido a su peligrosidad. Deambulando en busca del baño, Alexander se encuentra en la obcuridad de la noche de nuevo al fantasma de su padre, al que le grita que si no puede ayudarle, al menos deje de aparecérsele. El fantasma le responde que no puede separarse de su familia. Está demasiado acostumbrado a ella.
Cuando empezaba a quedarse dormido en una sala repleta de marionetas, Dios le amenaza, detrás de una puerta, con hacérsele presente. El terror de Alexander es evidente: ¿Quién eres? pregunta. Se trata de una pesada broma de Aron, disfrazado de marioneta gigante. Alexander llora. Lo que sigue es uno de los diálogos más interesantes de la película, cuando Aron (en el Génesis es quien fabrica al ídolo de oro- lo deja encerrado en el cuarto del insano Ismael -el hijo desterrado de Abraham. Al tocarlo, Ismael pregunta a Alexander si no es posible que todos seamo uno mismo, transitando de un cuerpo a otro. Ahora eres Alexander, pero ahora estás en casa del Obispo y causas un incendio... No quiero! grita Alexander.
Se trata de una película intuicional. He visto otras, muy pocas, que logran este efecto de misterioso transitivismo en el espectador: The Garden State, Todos somos John Malcovich, Blade Runner, Solaris -basada en una novela del autor polaco Stanislaw Lem- y esta. Es una obra a la que será necesario volver.
* Wikipedia.
1) El Séptimo Sello: De acuerdo a quienes saben sobre el tema, el periodo de "obras maestras" de este genio habria iniciado apenas 6 años después de que Bergman comenzó su carrera, es decir, en 1951. El Séptimo Sello data entonces de esa época, pues se estrenó en 1956. Esta película es impresionante: habiendo naufragado un caballero cruzado, se encuentra en la playa con un hombre vestido de negro que le interpela al informarle que es la muerte. El cruzado le invita a hacer un trato: jugarán ajedrez. Si pierde la muerte se lo lleva de inmediato, pero si gana, podrá permanecer en el mundo hasta encontrar el sentido de la existencia.
La muerte le juega una cierta broma al hacerse pasar por sacerdote cuando él cree estar confesándose. Así puede escuchar del propio caballero la jugada que éste le tenía preparada en el tablero. La muerte gana de forma irremediable. Se trata de una película dura que nos enfrenta una y otra vez al sinsentido de la existencia y a la eterna demanda por razones a un Dios que no responde. Ambientada durante la Europa de la peste negra y de la inquisición, no puede uno sentir sino que la vida es una muerte lenta.
2) Fresas Salvajes se estrenó en 1957. Se trata de otra de las llamadas obras maestras de Bergman, esta vez de signo surrealista. Las secuencias recuerdan mucho al cine de Luis Buñuel: escenas en que los personajes hacen una aparición inexplicable para después desaparecer del mismo modo: así el viaje en carretera, cuando en el auto del protagonista un matrimonio mantiene inesperadamente una acalorada discusión. Curiosamente, tanto en el Séptimo Sello como en Fanny y Alexander las fresas silvestres están presentes en la historia, si bien en esta ocasión dan su nombre al filme. Las reflexiones de un hombre de edad avanzada respecto a su infancia y su vida que declina es el tema principal. En Fanny y Alexander también tiene un lugar importante la reflexión en la vejez: "siendo viejos seguimos siendo los mismos niños".
3) El Rostro es sin duda una película difícil -si bien recurdo que el Dr. Pablo España, fundador del Círculo Psicoanalítico Méxicano, la recomienda siempre de forma encarecida. No puedo decirles sobre la misma sino que Ingmar Bergman mantiene en sus relatos la participación de juglares, artistas de teatro, y magos. En esta ocasión se trata de un hipnotizador incomprendido.
4) En 1961 se estrenó Detrás de un Vidrio Obscuro. Es una película obligada en los ciclos de psicoanálisis, sobre todo cuando el tema a analizar es el incesto y la locura consecuente. Sin decirlo, se comprende que el artista está inmerso en las teorías psicoanalíticas que hacen de la prohibición del incesto la ley de leyes, la norma que garantiza que cada quien pueda disfrutar de un lugar distinto al de sus predecesores. Con la posibilidad de la diferencia, las cosas adquieren sentido a partir del contexto en que se encuentran. Sin embargo, si el incesto se realiza aún de forma imaginaria, el sujeto encuentra que la realidad no es sino una construcción fragil que se desmorona delante de sus ojos. La protagonista trata entonces de salvarse a partir de su diálogo con Dios, al que pronto ve convertirse en una araña gigantesca. Es una película fuerte y estupenda que nos permite intuir los límites huidizos de la razón.
5) Fanny y Alexander es una película larga y pausada, estrenada en 1982. Se ha dicho que es el mejor filme de Bergman. De más de tres horas de duración, su director se toma el tiempo necesario para que cada idea germine en el espectador en el momento indicado: Alexander juega en la casa de la abuela, esa matriarca que aún dirige a la familia tras la muerte de su marido y el matrimonio de todos sus hijos. Al frente de la familia Ekdahl, ella administra de un modo u otro los problemas que se le van poniendo enfrente. Uno de sus hijos es director y artista de la empresa familiar de teatro, padre de Fanny y Alexander. Estos dos asisten a su muerte poco después de que lo vieran desfallecer cuando ensayaba el papel del fantasma del Rey Hamlet.
Poco después de esta muerte, la madre de Fanny y de Alexander se casa con el Obispo que ofició la misa a su difunto esposo. En uno de los grandes momentos del filme, la madre pide a Alexander que deje de representar el papel del joven Hamlet, pues ni ella es Gertrudis, ni la casa del Obispo es Elsinore, ni él, en una palabra, Hamlet. Para Alexander la afirmación de la madre debe ser un error, al menos por el detalle de que a él, efectivamente, se le ha estado apareciendo el fantasma de su padre. Las cosas marchan mal. Fanny y Alexander odian su nueva casa y añoran su vida pasada. Experto en contar historias, Alexander relata a una sirviente del Obispo que se le ha aparecido el fantasma de la primera mujer de éste -la que efectivamente había muerto ahogada en el rio al intentar salvar a sus dos hijas. Alexander afirma que sus almas se quejan de que murieron al intentar escapar del encierro en el que el padre las mantenía. El Obispo resulta ser un hombre desequilibrado que se identifica con el papel de la ley moral, y castiga con una severidad desquiciada a Alexander debido a este incidente.
En un pasaje surrealista que recuerda a las primeras películas del autor, Fanny y Alexander logran escapar en el interior de un baúl gracias a Isac, un banquero judío amigo de su abuela. Escondidos pasan esa noche en la casa de éste, en la que también se encuentran Aron e Ismael, éste último bajo llave debido a su peligrosidad. Deambulando en busca del baño, Alexander se encuentra en la obcuridad de la noche de nuevo al fantasma de su padre, al que le grita que si no puede ayudarle, al menos deje de aparecérsele. El fantasma le responde que no puede separarse de su familia. Está demasiado acostumbrado a ella.
Cuando empezaba a quedarse dormido en una sala repleta de marionetas, Dios le amenaza, detrás de una puerta, con hacérsele presente. El terror de Alexander es evidente: ¿Quién eres? pregunta. Se trata de una pesada broma de Aron, disfrazado de marioneta gigante. Alexander llora. Lo que sigue es uno de los diálogos más interesantes de la película, cuando Aron (en el Génesis es quien fabrica al ídolo de oro- lo deja encerrado en el cuarto del insano Ismael -el hijo desterrado de Abraham. Al tocarlo, Ismael pregunta a Alexander si no es posible que todos seamo uno mismo, transitando de un cuerpo a otro. Ahora eres Alexander, pero ahora estás en casa del Obispo y causas un incendio... No quiero! grita Alexander.
Se trata de una película intuicional. He visto otras, muy pocas, que logran este efecto de misterioso transitivismo en el espectador: The Garden State, Todos somos John Malcovich, Blade Runner, Solaris -basada en una novela del autor polaco Stanislaw Lem- y esta. Es una obra a la que será necesario volver.
* Wikipedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario