Pablo Miranda estudió la carrera de Derecho en la UNAM. Puedo decir que se trata de un buen abogado que pronto pudo encontrar una posición subrayable en un buffette prestigiado. La carrera jurídica fue sin embargo, siempre una especie de correa demasiado justa para una persona que tal como él, desea una vida más libre y más cercana a una de sus grandes pasiones: el cine.
Fue por tal razón (y por algunos accidentes que por no haber desenlazado en tragedias pueden ser vistos hoy como posibilitadores del vuelco) que dejó su carrera en la abogacía y se marchó a estudiar cine a Los Ángeles.
Su primer cortometraje es algo muy bien logrado. La corrección política del mensaje no impide que los personajes, en escasos minutos, se nos aparezcan entrañables: padre e hijo, migrantes en su primer día en América, comienzan de inmediato la búsqueda de trabajo, pero también se ven lanzados a competir por los espacios públicos que han sido comptados por otros marginados. El gesto maduro del padre, la bondad de ese hombre con rasgos campesinos e indígenas que brinda a su hijo un ejemplo de solidaridad, es también un mensaje sobre aquel valor que a los mexicanos de aquí, nos hace tanta falta. (Denle Click a la imagen a su derecha).
miércoles, 17 de octubre de 2007
Pablo Miranda
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