jueves, 18 de octubre de 2007

El Cuchillo en el Agua

Roman Polanski dirigió esta película cuando aún era muy joven, residiendo en su natal Polonia (1962). La juventud sin embargo es aquí razón de la originalidad del filme, mezcla de suspenso y drama psicológico.

Un automovil avanza por una estrecha carretera de dos carriles: uno que va, otro que regresa. No alcanzamos a ver los rostros de quienes van a bordo sino hasta que los títulos de inicio han desaparecido. Cuando las sombras se difuminan, vemos entonces que la que conduce es una mujer, y que un hombre es su copiloto. No por mucho tiempo: pronto él la obliga a parar el auto con unmovimiento arbitrario del volante hacia su derecha. Al tomar el lugar del conductor, es evidente que él aumenta la velocidad. Ella prende un cigarro. No se hablan. Podríamos pensar que se trata de dos compañeros de oficina que casi no se conocieran si no hubiéramos presenciado momentos antes la agresividad con la que él la obligó a darle el lugar del conductor. Debe tratarse por tanto de un matrimonio que ya raya en el mutuo hartazgo. El ya aparenta una edad medianamente avanzada. Ella por el contrario sigue siendo muy bella.

A lo lejos, en el medio de la carretera, ambos vislumbran a un hombre que no se mueve aún viendo que el coche se le viene encima. El conductor no frena sino hasta estar muy cerca. El hombre de la carretera en un movimiento rápido se libra de la embestida.

El conductor se baja y lo reprende. El regaño es dirigido a un hombre joven, mochila al hombro. Después sabremos que tiene apenas 22 años."Casi todos se detienen mucho antes", le dice al conductor. Este le responde que había querido darle una lección respecto la manera en que se divierte toreando automóviles. ¿Por qué razón aceptan llevarlo en el auto? Lo único que dice el hombre maduro es que su esposa seguramente querrá llevarle. No obstante, le advierten que no llegarán hasta la ciudad, ellos pararán en el muelle. El matrimonio busca pasar el día descansando en su velero. El joven mochila al hombro es sólo un aventurero. Después de algunos diálogos y acciones en las que ambos hombres "se miden", el hombre maduro lo invita a subir con ellos al velero.

No puede uno entonces sino remitirse a la posterior filmografía de Polanski: en Luna Amarga es la atracción entre parejas de distintas edades el vínculo que da consistencia a la historia. Aquí pasa algo similar: ¿Que intenta el hombre maduro? ¿qué es lo que busca cuando invita al joven a acompañarlos a él y a su esposa a bordo de su velero? ¿Hasta que grado llega su aburrimiento, y el de su esposa?

Evidentemente, en esta película tales temas apenas quedan insinuados. Son únicamente el fondo psicológico que brinda verosimilitud a la historia. No ahora, sino sólo mucho después en su obra posterior, Polanski los abordará de frente. Esta película, sin embargo, no deja de ser sumamente consistente: El hombre mayor comienza a dar órdenes.Capitán de su propia nave, somete al hombre joven a un régimen que no pasa sin embargo por absurdo: Todos en el navío deben trabajar. Se trata entonces de mostrar a la esposa quién es el que manda. El joven intenta revelarse, pero desiste. Algo lo mantiene abordo. Quizá una oportuna aunque tenue interpelación de la bella mujer y aún joven esposa.

Es hora del almuerzo. Para partir el pan el joven saca de su mochila un cuchillo. El ambiente se tensa aún más. El cuchillo en la cubierta es un indicio de que algo grave podría ocurrir. En realidad, no conocemos al joven, no sabemos de dónde viene, ni que desea. No sabemos por qué razón ha subido al velero para acompañar en soledad a un matrimonio. La creciente rivalidad entre ambos hombres nos prepara para la peor. El joven le lanza a la cara al hombre maduro su edad avanzada. Este se burla en cambio sobre su incapacidad para maniobrar el pequeño buque. Estas y otras afrentas se acumulan durante el recorrido hasta que la tormenta los sorprende. Obligados a pasar la noche en el diminuto camarote, el trio juega a los palillos chinos, y ella, la bella esposa, propone que vaya perdiendo una prenda todo aquel que no pueda liberar un palillo sin mover alguno de los otros. A la tensión de la rivalidad siempre presente se nos suma ahora la tensión sexual. Para recuperar sus zapatillas, a petición del joven ella deberá cantar. Su canción es una melodía nostálgica con una letra triste que nos informa sobre un amor que ya no es el de antes. El hombre maduro, que intenta escuchar en el radio su partido de fútbol, no puede dejar pasar el momento sin protestar que la letra es muy estúpida.

Los tres se disponen entonces a dormir. Ella sale del camarote, y el joven la sigue al poco tiempo, mientras el marido duerme. Al despertar y verse sólo, se prepara para lo peor y toma el cuchillo que pertenece al hombre joven. Al salir encuentra que ambos arreglan la cuerda de la vela que se ha roto. Zarpan y se dirigen al muelle, pero el hombre joven no encuentra su cuchillo. Lo has visto? Pregunta mezcla de enojo y sorpresa ante esa momentánea apropiación de lo suyo.

El hombre maduro nos muestra entonces que está terriblemente celoso, y al pelear con él por el cuchillo, tira al joven al agua. ¿Se ha ahogado? Había advertido que no sabía nadar. ¿Se encuentra detrás de la bolla? ¿Se está burlando de ellos? La mujer se avienta al mar, busca detrás de la bolla, pero no le encuentra. Al regresar a la embarcación insulta a su esposo y le llama asesino. El rompimiento entre ambos es entonces evidente. El hombre maduro se avienta al agua, en un segundo intento por encontrar el cuerpo.

A los pocos minutos, de manera sigilosa, el joven sube a la embarcación, a bordo de la cual solo se encuentra la joven esposa. Ambos se besan, y la cámara haceoff . Cuando la imagen regresa ambos gritan el nombre del hombre maduro, pero este no responde. Deciden regresar al embarcadero. El joven se baja del velero antes de atracar, y lo vemos desaparecer sin perder el equilibrio sobre unos troncos que flotan en el agua. La mujer llega al muelle en el que ya la espera su marido. Casi no se hablan, pero al poner el coche en marcha él le informa que irán directo a la estación de policía. Ella le tranquiliza, informándole que el joven volvió mientras él le buscaba, y que le han llamado pero él no había respondido. Su marido no le da crédito: ella simplemente trata de tranquilizarle. La mujer le asegura que el joven ha vuelto, y que incluso han hecho el amor.

El hombre no responde, y sigue avanzando hasta llegar a un crucero en el cual se detiene. Una señal de tránsito se encuentra frente a ellos indicando la dirección de la estación de policía. "No más bromas" pide él. Ella asiente. "Quiero creer que no se ha ahogado, pero el que hayan hecho el amor sería insoportable". El coche no avanza. Sigue detenido en el cruce de caminos. ¿Irá a la estación de policía? ¿Seguirán su camino? Todo depende de lo que él quiera creer.

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