miércoles, 5 de septiembre de 2007

Cold Mountain

En toda la película existen diálogos muy bien logrados. Al comenzar, por ejemplo, él, que tiene fama de ser un hombre de pocas palabras, y después de experimentar cierta angustia frente a ella por no saber qué frases usar, se pregunta en voz alta la razón por la que no pueden simplemente estar uno frente al otro, sin tener que decirse nada. Ella le dice que tal cosa es efectivamente posible. No hay mejor manera de decirse que ya se aman.


Él marcha a la guerra, que en breve el sur perderá. Mientras tanto, la descomposición social está muy avanzada, y los grupos de poder locales lucran de manere perversa con la falta de un orden central. Él está avergonzado de sí mismo por los asesinatos cometidos y regresa como desertor. Ella le espera sorprendida de que sea un verdadero amor aquél que surgió de un brevísimo encuentro, hace ya tres años.Después de la guerra, él le explica que no escribió más debido al grave sentimiento de que habiendo manchado sus manos con sangre, ya no la merecía. Siente que su alma está perdida y corrompida. La guerra ha acabado con él. Por tal motivo no ha regresado aún. Es solamente un espectro, un fantasma de si mismo.


Casi al finalizar, ante la posibilidad de acabar con quienes aprovechándose de su autoridad han abusado y asesinado, nuestro personaje toma la decisión de perdonar. No quiere más muertes en su conciencia. Desgraciadamente aquel otro, su rival, no sabe nada de humanidad. Ambos mueren, pero nuestro personaje se salva a sí mismo con su sacrificio. Cuando está en los brazos de su amada, ahora puede con toda justicia decir que ha regresado.


El director logra que el espectador medite unos segundos sobre la posibilidad de que el personaje principal conserve la vida. Para ello, la escena en la que éste último contempla a su rival ya muerto, se alarga lo suficiente para que nosotros reflexionemos sobre la alternativa de un final distinto. Yo mismo pensé durante la duración de dicha toma que un final agradable le quitaría sustancia y contundencia a uno de los mensajes principales del drama: lo trágico de la guerra, lo esencialmente deshumanizador de la lucha armada y del asesinato del otro.



Anthony Minghella (6 de enero de 1954) es un director y guionista del Reino Unido. Nacido en la Isla de Wight de padre italiano y madre Escocesa, se graduó en la Universidad de Hull. Ganó el Premio Oscar al mejor director por su trabajo en la película El paciente inglés.

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